martes, 30 de marzo de 2010

Cuando las guindillas dominan la tierra, las carretillas transportan starlettes.

Hoy he soñado que las guindillas, en vez de bayas, eran insectos.



Se mantenían secos durante el invierno, pero, en cuanto llegaba la primavera, sacaban unas paticas y unas antenas como metálicas, y se movían por todos lados, tocando las narices a todo el mundo.

Cuando se te subía una a la piel, picaban. Picaban mucho, claro.

Y su desventaja era que corrían muy poco, así que era fácil pisarlas, aunque no podías hacer otra cosa en todo el verano.

Yo me empeñaba en pisarlas también durante el invierno, para ahorrar trabajo, pero nadie me hacía caso.

Me ha despertado la tormenta, y he pensado que hay gente que cree que son un mal presagio.

2:43am, 30 de marzo de 2010.



Luego, me he vuelto a dormir, y he soñado que trabajaba en un escenario enorme, de una starlette estilo Shakir, Paulin Rubi o Beyonc o similar.

Estaba de ayudante del grupo telonero, que eran unos jovencitos en plan ECDL o similar, a los que les había tocado en un concurso aparecer en tan magnífico evento.

Pero su espectáculo no era Rock. De hecho, era mucho mejor.
Consistía en subir a la starlette de turno, y todo su cuerpo de baile, en unas carretillas como de cajas de cerveza, y salían por el escenario todos, empujando las carretillas en una bella coreografía, con la tías encima, y cantando una canción que era así:

- Tenedor
- Tenedor
- Tenedor.



Era buenísima, con armonías y voces y de todo.

Pero la starlette era un moñaco, porque en realidad era un ensayo del show y la guapa estaba abajo, viendo el montaje.

Y le gustaba.